Tapa del libro Eva Duarte de Perón - El mito eterno, de la Colección Bicentenario, coordinado por Alejandro Ulloa, profusamente ilustrado, Biografías Planeta, Editorial Planeta De Agostini Argentina S.A.I.C., Buenos Aires, 144 páginas, año 2009.
Fue motor y nervio del pueblo justicialista, Dama de la esperanza, Abanderada y Jefa espiritual de la Nación.
Para otros fue sólo " esa mujer ".
María Eva Duarte, al convertirse en la segunda esposa del coronel Perón, cambió - y para siempre - la imagen distante de la mujer en la historia argentina, construyendo un puente insobornable con sus pares de origen, los más humildes.
Asumió la causa peronista con papel protagónico, buscando saldar las deudas de aquella Argentina postergada. Con pasión y voluntad inquebrantables, desde su vasta acción a favor de la justicia social, les dedicó sus más intensos años a los trabajadores, a los más desposeídos, que la adoraron hasta sacralizarla. Provocó amores y odios por igual. Supo desde temprano quiénes eran sus aliados y quiénes sus enemigos, con ellos se mostró intolerante. Sus reyes eran " los descamisados ", aunque no los únicos. También organizó a las mujeres, en la política: adelantándose a su tiempo alumbró el Partido Peronista Femenino. Debió renunciar a su candidatura a la vicepresidencia de la Nación no sólo por su enfermedad sino por el enfurecimiento de la elite conservadora y del Ejército. Su funeral, ocurrido en 1952, provocó una movilización extraordinaria que jamás se volvió a repetir.
Su figura se transformó, en línea directa, en el mito por antonomasia que la sobrevivió a su propia muerte.
Fue peronista, según sus palabras, por conciencia nacional, por procedencia popular y por emocionada solidaridad y gratitud con su pueblo, a quien juró entregarse y defenderlo hasta las últimas consecuencias. Fue ésa la razón de su vida. Y ninguna otra.
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Imagen cortesía de mi amigo y colaborador en las páginas Evita II y Evita III, Carlos Alberto Vitola Palermo de Rosario, Sante Fe, Argentina.
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